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Romper el círculo vicioso entre productividad e informalidad en América Latina: Reflexiones de la Conferencia Ministerial 2025 en Lima

Por Paula Garda, Jens Arnold, Luca Marcolin, Departamento de Economía de la OCDE

Disponible en inglés

Alrededor la mitad de los trabajadores en América Latina se encuentra en empleos informales, una realidad que mantiene la productividad estancada y las desigualdades elevadas. Estos fueron los temas centrales de la Conferencia Ministerial sobre Productividad e Informalidad celebrada el 30 de octubre de 2025 en Lima, Perú. Ministros, altas autoridades públicas, académicos y representantes de organismos internacionales se reunieron en la conferencia ministerial “Hacia Economías Más Productivas: Enfrentando la Informalidad en América Latina”, coorganizada por el Ministerio de Economía y Finanzas de Perú, el Foro Global de Productividad y el Departamento de Economía de la OCDE y el Banco Interamericano de Desarrollo. El evento reunió a más de cien participantes para intercambiar experiencias y extraer lecciones sobre qué políticas han funcionado, cuáles no, y cómo rediseñar las reglas del juego para un crecimiento más productivo e inclusivo.

La reunión abordó una pregunta central: ¿cómo puede América Latina romper el círculo vicioso de baja productividad y alta informalidad? La figura siguiente ilustra claramente esta relación, mostrando que los países con mayores tasas de informalidad suelen ser aquellos con menor productividad laboral. Este blog resume los mensajes clave que surgieron del debate para contribuir a convertir la reflexión en decisiones de política pública.

Donde la informalidad es alta, la productividad es baja

La estructura empresarial de la región refuerza la informalidad

Las discusiones resaltaron que el desafío de productividad en América Latina no se relaciona tanto con qué produce la región, sino con cómo se produce. La estructura empresarial está fuertemente sesgada hacia las microempresas: alrededor del 60% de los trabajadores se emplea en firmas con menos de 10 empleados, frente a menos del 20% en los países de la OCDE. En América Latina, el autoempleo representa más de un tercio del empleo total, más del doble que el promedio de la OCDE. La mitad de los puestos de trabajo siguen siendo informales.

Este predominio de unidades pequeñas y de baja productividad refleja desafíos estructurales y también debilidades de política — bajo capital humano, escasa innovación, débil difusión tecnológica, limitado acceso al crédito y regulaciones laborales y empresariales mal alineadas. Estos factores alimentan y se alimentan de la informalidad, atrapando a las economías en un ciclo de baja productividad y alta desigualdad.

Abordar estas debilidades requiere una estrategia integral. A largo plazo, mejorar la calidad de la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida es fundamental para fortalecer habilidades transversales y específicas. Las políticas de innovación deben apoyar la adopción tecnológica, la digitalización y la transferencia de conocimiento entre empresas. El acceso al financiamiento también debe ampliarse para permitir que las empresas crezcan e inviertan. A corto plazo, es necesario reducir las barreras que perpetúan la informalidad, como sistemas de seguridad social basados en contribuciones, salarios mínimos altos en relación con la productividad y, en algunos casos, regulaciones laborales rígidas. Las políticas que generan incentivos para que las empresas permanezcan pequeñas e informales, como regímenes tributarios o regulatorios diferenciados según el tamaño, deben usarse con extrema cautela.

La informalidad como síntoma de políticas disfuncionales

La informalidad es menos una causa que una consecuencia de políticas mal alineadas. Incluso en contextos de estabilidad macroeconómica, crecimiento y apertura externa, la productividad puede estancarse cuando los incentivos protegen a empresas pequeñas y de baja productividad en lugar de permitir que las más dinámicas crezcan. La experiencia de México ilustra este fenómeno: a pesar de un crecimiento sostenido y éxito exportador, la productividad agregada permaneció estancada, ya que muchas firmas poco productivas permanecieron en el mercado, y aquellas que salieron fueron reemplazadas por otras igual de poco productivas.

Regímenes tributarios y laborales simplificados dirigidos a empresas pequeñas —como monotributos u otros esquemas similares— pueden inducir a más firmas a formalizarse, pero a menudo desincentivan su crecimiento. En su lugar, los objetivos de productividad e inclusión deben avanzar conjuntamente. Para generar condiciones equitativas, el acceso a la protección social básica debe desvincularse de la situación laboral y financiarse preferentemente mediante ingresos tributarios generales en lugar de contribuciones sobre la nómina. Este cambio reduciría la diferencia de costos entre generar empleos formales e informales, permitiría a las empresas competir en igualdad de condiciones y facilitaría la movilidad laboral sin pérdida de protección.

Proteger a los trabajadores y promover la productividad pueden ir de la mano

Un nuevo libro de la OCDE, Ampliar la protección social y combatir la informalidad en América Latina, muestra que los sistemas de protección social pueden diseñarse para promover tanto la inclusión como la productividad. La clave es garantizar acceso aprotección básica independientemente de la participación en el mercado laboral formal, financiada principalmente con ingresos tributarios generales y complementada con esquemas contributivos progresivos. Estos sistemas reducen los costos laborales no salariales —especialmente para trabajadores de bajos ingresos— y disminuyen el costo adicional de la formalización, al tiempo que apoyan el crecimiento de las empresas y la asignación eficiente de recursos. Una protección social universal, portable y fiscalmente sostenible puede así fomentar la creación de empleo formal, mejorar la equidad y fortalecer la resiliencia. El costo fiscal estimado (1–4% del PIB, según el país) es manejable y probablemente pequeño en relación con los beneficios potenciales.

El libro incluye capítulos específicos para Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú, con recomendaciones y estimaciones de costo fiscal adaptadas a cada país.

Gobernanza y confianza: el motor invisible de la informalidad

Los países con menor informalidad suelen exhibir también mejor gobernanza, mayor confianza y menor captura del Estado. No es casualidad que los países más productivos sean también los más transparentes y previsibles. La erosión de la confianza en el Estado —su incapacidad para proveer bienes públicos de calidad como educación, justicia e infraestructura— debilita la legitimidad y empuja a millones hacia la informalidad. Las agendas de productividad deben integrar una dimensión de gobernanza para fomentar la inversión y el crecimiento sostenido.

Lecciones de las experiencias nacionales

La conferencia también permitió destacar esfuerzos de reforma en varios países:

  • Brasil está implementando una ambiciosa reforma tributaria que reemplazará cinco impuestos al consumo por un sistema dual de IVA con reglas armonizadas, una base más amplia y menores costos de cumplimiento. Se espera que la reforma mejore la competitividad y la productividad al eliminar distorsiones que obstaculizan el crecimiento y la inversión de las empresas.
  • Chile subrayó que la informalidad se redujo durante periodos de fuerte crecimiento y consolidación de instituciones de apoyo productivo. La Comisión Nacional de Productividad está analizando cómo sostener estos avances en un contexto de menor dinamismo económico.
  • Costa Rica está avanzando hacia convertirse en un verdadero aliado de las pequeñas empresas. Su estrategia combina simplificación regulatoria con servicios de apoyo empresarial — facilitando la formalización, el acceso al financiamiento y el fortalecimiento de capacidades de gestión en micro y pequeñas empresas.
  • Perú enfatizó la necesidad de una estrategia integral. El Plan Nacional de Competitividad y Productividad 2024–2030 busca corregir la fragmentación institucional mediante la modernización de los servicios públicos, la inversión en capital humano, la expansión del acceso al crédito y el impulso a la innovación. Además, se están llevando adelante esfuerzos para generar un shock de simplificación regulatoria con el fin de reducir cargas administrativas y facilitar la formalización y el crecimiento empresarial.

Conciliar productividad y objetivos sociales

El mensaje desde Lima es claro: abordar la informalidad no es solo deseable, es indispensable para impulsar la productividad y un crecimiento más inclusivo. Promover la productividad y

asegurar la protección social son objetivos que pueden reforzarse mutuamente. Una mejor educación y formación, sistemas tributarios que incentiven el crecimiento empresarial, instituciones laborales que faciliten la movilidad y esquemas de protección social de carácter universal pueden elevar la productividad al favorecer la reasignación de recursos, estimular la inversión en capacidades y reducir las distorsiones que mantienen a las empresas pequeñas y poco productivas.

Las reformas incrementales en la dirección correcta son importantes, pero no bastarán para romper el círculo vicioso de informalidad y baja productividad. Lograr un crecimiento sostenido e inclusivo requerirá reformas profundas y coordinadas que alineen los sistemas tributario, laboral, educativo y de protección social, y que reconstruyan la confianza necesaria para que esas reformas perduren.

Para más información:

OECD (2025), Ampliar la protección social y combatir la informalidad en América Latina, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/b03f2e18-es.

Foro Global de Productividad de la OCDE

Página web LAC del Departamento de Economía de la OCDE

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